De repente, surgieron 3 dioses (pop!), y se ocultaron en el cielo. Poco después, en la tierra surgió lo que parecía una caña de junco, y de ella nacieron 2 dioses(pop!), que también se ocultaron. Posteriormente surgieron espontáneamente 12 dioses más (pop! pop! pop! pop!), que se conocen como las 7 generaciones divinas.
Los dioses se reunieron, y encargaron a los dos más jóvenes que formaran la tierra: IzanaGi (dios) e IzanaMi(diosa) (tontos no eran). Para ayudarles, les dieron la lanza de los cielos, una lanza decorada con joyas. Se fueron al arco iris y desde allí, hundieron la lanza en el agua. Cuando la sacaron, las gotas que cayeron, se convirtieron en la isla de onokoro(pop!). Como les molaba, decidieron hacer su casa ahí. Así que bajaron, hicieron un altar y con la lanza hicieron un pilar celestial.
Total, que IzanaGi le dijo a su compañera:
EL - anda, que cuerpo más bonito tienes, no?
ELLA - si... está bien, pero tengo una parte que no está cerrada del todo.. es como si me faltara algo...>
EL - que casualidad! yo tengo una parte que me ha crecido demasiado...
ELLA - ...
EL - ...
En fin, no tuvieron que pensar mucho más, pero como por entonces estaba mal visto el sexo fuera del matrimonio, idearon una ceremonia: Cada uno por un lado, daría la vuelta al pilar celestial, y cuando se encontrasen... Fiesta! Total, que dicho y hecho
Cuando se encontraron, ella dijo:
ELLA - Uy, que joven tan apuesto
EL - Uy, que chica tan mona...... .... .... ummm... no está bien que la mujer hable primero; tenías que haberme dejado hablar a mí antes.... pero bueno, vamos al tema.
(Si, era un poco machista, pero al fin y al cabo era un dios)
Total, que de ese encuentro les salió un niño-sanguijuela. Los padres, aunque le decían que le querrían igual y todo eso, le acabaron poniendo en una balsa de juncos y dejando que se lo llevara la corriente. El segundo intento... en fin, tampoco les salió como se esperaban, e hicieron lo mismo.
Preocupados de que fuera algo grave, subieron a hablar con los otros dioses a pedirles consejo, y les dijeron que el error estaba en que cuando se encontraron al rodear el pilar, la diosa había hablado antes. (Si, el pobre Izanagi tenía razón. Era machista no por gusto, sino porque la sociedad lo había hecho asín).
De este modo, se fueron otra vez al pilar de las narices, e hicieron lo mismo que antes, solo que ahora habló primero él y después ella . Ahora sí, los hijos que salían salían bien. De estas relaciones, nacieron el resto de las islas del archipiélago de Japón y numerosos dioses: el dios del viento, el dios de los árboles, el dios de las montañas, el dios de los ríos, el dios de las aceitunas con achoa... en fin, bastantes.
A través de la mitología japonesa podéis entender un poco más determinados aspectos de la forma de ser del pueblo japonés. En el próximo post os contaré qué pasó cuando nació el dios del fuego y lo que supuso a la pobre diosa dar a luz por "ahí" a tan gracioso elemento. (no, no es coña(nunca mejor dicho)) Bye!